[vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Llegan las fechas navideñas nuevamente, y estas parecen que tienen el poder en las personas de sacar lo mejor de sí mismas. Compartimos momentos con amistades y familia, nos acordamos de las personas que no tenemos cerca a lo largo del año, e intentamos ser un poquito mejor persona con aquellas que nos rodean, aunque sea por unas semanas. Puede ser que el invierno ablande los corazones.
Esos sentimientos que nos invaden o como se le llama coloquialmente espíritu navideño saca lo mejor de nosotros mismos, prestándoles más atención en estas fechas a situaciones que en otras ocasiones las pasamos desapercibidas, como puede ser una persona sin hogar que vive en nuestras calles o familias con pocos recursos que no tienen como mantenerse y que no pueden pasar las fiestas como el resto.
Hay veces en las que podemos meter la pata, aunque haya la mejor de las intenciones, ya que nuestra ayuda puede que solo sea un parche, y la solución sea otra. Y pensaréis: ¿por qué? Pues porque hay veces en las que caemos en la caridad con nuestra acción.
Si, caridad. Esa actitud solidaria frente el sufrimiento ajeno, y de la que se presta auxilio con una limosna. Una acción que viene desde una concepción religiosa de ayuda al prójimo. Es algo intrínseco a valores humanos como son la empatía, la solidaridad…
Este tipo de actitudes no tienen que ser reprobables, pero no favorecen a estas personas, el caso más claro, si le das limosna o le das un cartón de zumo a una persona que se encuentra en la calle solo solucionas una situación de manera momentánea, y sin saber realmente la problemática de esa persona.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Por ello es mejor que si en estas fiestas quieres ayudar de forma solidaria, es mejor que colabores haciéndote socio/a de alguna ONG en la que profesionales cualificados, como son los/as trabajadores/as sociales, educadores/as sociales, etc. Trabajan directamente con esas personas que están en situación de necesidad, y les acompañan a que puedan salir de esa situación trabajando sus fortalezas para que puedan mantenerse más adelante por sí mismas. E intentando que en nuestras ciudades se haga una apuesta clara por políticas sociales, y que aumenten su partida presupuestaria, ya que sirven para que el personal de servicios sociales pueda trabajar con un mayor número de recursos, y así llegar a más personas y familias. Pudiendo estas acceder a ayudas de emergencia social que servirán para dar una solución más efectiva a su problema o creando nuevos servicios que permitan a estas personas cambiar su situación de vulnerabilidad, que no se soluciona tampoco con una donación de un kilo de macarrones.
Seguro que tu dieta no se basa en productos no pedecederos en exclusividad, como son pasta, galletas, cacao, azúcar… La dieta de una familia con pocos recursos no se puede basar en productos no pedecederos, ya que es una imposición en su dieta y en la de los menores que muchos casos las forman. Y por ello existen y se tramitan desde los servicios sociales de muchos Ayuntamientos cheques de alimentación y para lactantes gestionados por profesionales del trabajo social, en los que la comida que les permite obtener es sana y variada.
Por ello, piensa si quieres ayudar o si lo que estás haciendo es la forma más adecuada para la persona que tienes al otro lado.
Darío Hidalgo es trabajador social y miembro del equipo fundador de Impulsa Ciudad.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]