Este es uno de los manifiestos que hoy se han leído en la concentración que ha habido esta mañana en el Paseo de la Alameda para protestar ante lo que muchos ciudadanos preveían que iba a ser una nueva tala masiva. Este manifiesto ha sido hecho por el periodista Miguel Nieto y leído por María, una alumna de bachillerato para dar voz a los más jóvenes y más concienciados con el medio ambiente.
Gracias a todos por venir. Por convivir en la Alameda; una Alameda triste. En cueros.
Le ha llegado el turno. Parecía que no se atreverían a aplicarle la ley del serrucho pero no ha sido así. Empezaron con la poda y el martes, cuando una somanta de agua dejaba desierta la ciudad, se apresuraron con la motosierra. Y este es el resultado. Por ahora. Y por eso estamos aquí. Este despropósito no puede continuar. No podemos tolerar un árbol talado más.
Todo lo que ven, y sobre todo lo que ya no ven, obedece a la sustitución de un árbol. Uno solo. Eso se dijo cuando saltaron las alarmas pero, una vez más, no era verdad. La ‘Rehabilitación y Puesta en Valor de los Parterres del Parque de la Alameda’ –sí, lo han oido bien, así llaman al proyecto– es del año pasado. Parterres, cuando la propia memoria reconoce que hablan de la “exuberante vegetación” de “un pequeño jardín botánico en el Paseo de la Alameda, convertido en todo un símbolo de la ciudad”. Lo que sabemos que es pero que los rehabilitadores olvidaron pronto. A la vista está. Había que “retirar vegetación de los parterres” y –textual– eliminar “aquellos árboles o plantas de gran tamaño que se encuentren en mal estado” ¿Les suena? ¿Les suena la matraca de los árboles enfermos o inútiles?
Pues lo han hecho. A la bulla, sin testigos, con mala conciencia. Y en ello siguen. Si nos fiamos de sus cuentas, se eliminarán 33 árboles medianos, 90 arbustos pequeños,14 arbustos grandes con cepellón y 1.906 arbustos pequeños más. Se han arrancado todos los mirtos, las palmitas rojas, 32 aves del paraíso, un bambú…
La historia se repite. Desaparecieron los árboles de Miguel Cano, de Antonio Belón, de Finlandia, de Virgen del Pilar y Nuestra Señora de Gracia. Arrasaron con todos, absolutamente todos, los de la avenida del Trapiche y han emparedado los pinos reales del Vigil de Quiñones. La Plaza de Los Naranjos es una caricatura de lo que fue. Talaron infinidad de pinos en Nagüeles para regalar nuestro patrimonio a Starlite El continuado maltrato al patrimonio verde parece no tener fin. Los árboles desaparecen y las sombras menguan. Dicen que se plantan muchos más, pero no se sabe donde. No informan. Perpetran. Nunca cuentan con los vecinos ¿Para qué?
Aspiramos, no sé si lo sabéis, a convertirnos por la vía de los hechos consumados en el Bosque Urbano de la Costa del Sol. Produce sonrojo. A vista de pájaro, el verde mengua. A ras de suelo, la tiranía floral crece ¿En nombre de quién se cometen estos desafueros? ¿De qué autoridad se sienten investidos quienes profanan nuestro paisaje? ¿Quién tiene derecho a ningunear el patrimonio botánico de esta ciudad? Ahora, quien lo iba a decir, se atreven con la Alameda ¿Sucumbirá al sarampión de las florecillas temporeras? Crucen los dedos.
Nos reunimos aquí gente cabal. Apelamos a la cordura. Imprescindible. Irrenunciable. Tienen que restituir y reparar el daño causado. No hay otra. Desde aquí, desde ahora. Entierren el serrucho de guerra. Acaben con esta infamia. Recuperemos nuestro pequeño jardín botánico. No merece que lo torturen más. Tampoco la ciudad que anhelamos. La ciudadanía necesita reconocerse en el territorio que pisa, respira y habita. No deberían olvidarlo. Los sentimientos de un pueblo no se talan.