[vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Si hay algo en lo que la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas estaremos de acuerdo, es en el valor de la palabra “promesa” en campaña electoral.
Vivo en una zona de Marbella dónde sólo entre las cuatro comunidades vecinas (Sirena Blanca, Palmeras I, Palmeras II y III y la Concha) sumamos más de 800 viviendas y 3.000 personas, varios institutos, guarderías y colegios, el Polideportivo Paco Cantos el parque Vigil de Quiñones…
Ya en el año 2012, hace siete años, hicimos un cálculo de lo que entre las cuatro comunidades aportábamos anualmente a las arcas municipales, más de MEDIO MILLÓN DE EUROS, que en cuatro años de legislatura harían un total de DOS MILLONES DE EUROS y si sumamos lo aportado en estas dos últimas legislaturas haría un total de más de CUATRO MILLONES DE EUROS. ¡Imaginaros lo que llevamos aportado a nuestras arcas municipales desde que existen estas comunidades!
Durante todos estos años veo cómo se arreglan una y otra vez las mismas calles de nuestra ciudad, se sustituyen las farolas una y otra (quitando auténticas obras de arte de hierro fundido, señas de nuestra identidad y a las que vemos desaparecer).
Se han puesto islas ecológicas, papeleras, marquesinas de autobuses, se han plantado flores y más flores de temporada, que al poco tiempo hay que reponerlas y volver a gastarnos nuestro dinero en empresas externas para seguir adornando las mismas zonas de siempre.
Y encima todo lo que se hace de una manera chapucera, sin un Plan global de ciudad, a golpe de foto electoralista para enmarcar las nuevas promesas que puedan arañar más votos.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]Pues bien, sería lógico pensar que en las dos calles que franquean las más de 800 viviendas con sus más de 3.000 vecinos y vecinas y habiendo aportado más de cuatro millones de euros a nuestra ciudad, en estos últimos ocho años, tendríamos un barrio más que digno, pues NO.
Nuestras aceras parecen de postguerra, nuestras farolas posiblemente ya ni se fabrican dada su antigüedad y los cajetines sujetos en el mejor de los casos con cinta aislante para que no sobresalgan los cables y alguien se pueda electrocutar, alguna papelera a modo de muestra, las islas ecológicas brillan por su ausencia, y las marquesinas de autobuses, ni rastro de ellas. Los árboles no se podan, por lo que desgraciadamente luego tienen la excusa perfecta para talarlos y eliminarlos por falta de mantenimiento.
En cada campaña electoral promesas y más promesas que yo no he visto cumplidas, mientras, más de 3.000 personas hemos visto como arreglaban la calle paralela a la nuestra con aceras y farolas nuevas, calle en la que sólo hay 20 casas.
Nosotros seguimos aportando más de dos millones de euros cada legislatura y lo único que recibimos son promesas.
Nunca la palabra “promesa” pierde tanto su valor como en tiempos electorales.
Fabiola Mora es cofundadora de Impulsa Ciudad, socia de Marbella Activa y activista social. [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]