Nuestros escolares, una vez evaluados (tal vez sería más exacto decir calificados), se disponen ya a iniciar su periodo de vacaciones. A su modo, ellos también han evaluado a cada uno de sus profesores, a sus compañeros, las normas del centro, los medios materiales de que han dispuesto, a sus padres y, por supuesto, a sí mismos. ¿Habrá tomado alguien nota de sus opiniones? ¿Llegará un resumen de sus intereses al Consejo Escolar? ¿Sabrán sus padres interpretar los resultados? En definitivas cuentas: ¿habrá alguien capaz de sentarse con cada uno de ellos para evaluar qué tal ha ido el curso 2018 -2019?
Cada profesor, cada materia, cada departamento, cada Consejo Escolar, cada centro educativo tiene que ponerse ahora a evaluar. Evaluar no es más que poner todo patas arriba, como si de una limpieza general se tratara, para llegar a una idea clara de qué ha funcionado correctamente y qué tenemos que hacer para mejorar aquello que no ha ido como debería. Es un proceso complejo que, en la mayor parte de los casos, nace ya desesperanzado: para qué tanto esfuerzo si nada va a cambiar de verdad, para qué si de nuevo nos tendremos que enfrentar a las mismas situaciones, haciendo buenamente lo que podamos. Y todo se acumula en cientos de papeles que solo aspiran a cubrir el expediente, por si algún inspector inocente se atreve a meterse en faena y le da por leerlo. Es cierto que también hay equipos que pasan de burocracia, se ponen de acuerdo y hacen planes de mejora realistas; pero todavía son pocos.
Lo que hoy me inquieta especialmente es el Consejo Escolar Municipal de Marbella. ¿Se habrá reunido para evaluar? Y, si lo ha hecho, ¿a qué conclusiones habrá llegado?, ¿cómo va a afrontar todo el trabajo que tiene pendiente? Le recuerdo que todavía tiene sobre la mesa las peticiones que presentó en el Pleno la Federación de Ampas de Marbella y San Pedro: bajar la ratio, climatización de aulas, comedores para Nuestra Señora del Carmen y Hermanos Gil Muñiz, centro juvenil… y, por supuesto, no estaría de más que aportara las líneas básicas de la política educativa municipal para el curso 2019 -2020. Ya sé que es un trabajo compartido con la Junta de Andalucía; pero a nosotros nos toca destacar los temas que con más urgencia nos afectan y buscarles la posible solución en la administración correspondiente. Por si acaso, vamos a aportar algunas líneas significativas:
1.-¿Cuándo vamos a conseguir la estabilidad necesaria en el profesorado de nuestros centros? A algunos centros les cambia el 80% de la plantilla cada año. Mientras los recién llegados se adaptan a los niños y los niños a ellos, ha pasado medio curso.
2.-¿Cuándo podremos contar con recursos humanos suficientes para poder atender la diversidad que enriquece nuestras aulas? ¿Cuándo contaremos con departamentos de orientación completos?
3.-Arrastramos un problema grave de identidad. Marbella es una ciudad desconocida para sus propios ciudadanos. ¿Cuándo vamos a facilitar la conexión de nuestros estudiantes con nuestras raíces? Ningún alumno debería acabar su etapa de educación obligatoria sin un buen conocimiento de nuestro Patrimonio Natural y Cultural.
4º.- ¿Cuándo vamos a desarrollar proyectos educativos de barrio? Hay que articular el conjunto de actuaciones de los centros educativos, las familias, el Ayuntamiento, y el resto de entidades y agentes educativos que trabajan en un mismo barrio. Estos programas podrán poner en marcha medidas reales de compensación social y podrán ayudarnos a bajar el altísimo nivel de abandono escolar temprano que padecemos.
5º.- ¿Cuándo vamos a fomentar la educación permanente de la población adulta? En los tiempos que corren es esencial que toda la población se impregne de la cultura del aprendizaje y la formación permanente, tomando conciencia de la importancia de lograr titulaciones intermedias para escapar del círculo de herencia social de una baja formación, una empleabilidad vulnerable y una ciudadanía desvinculada de la corriente principal. Hay que ir ya a la Ciudad Educadora.
En Impulsa Ciudad somos conscientes de que la educación, como dijo Nelson Mandela, es el arma más poderosa que tenemos para cambiar el mundo y, por supuesto, nuestra ciudad. Por ello, estaremos encantados de colaborar con todas las entidades que quieran hacerlo y lanzamos una propuesta de Pacto Educativo Local que pueda servir de base al cambio que necesitamos.