Esta mañana, un puñado de chavales pedían a gritos, frente a las puertas de nuestro ayuntamiento, un instituto de verdad: con laboratorios, salón de actos, patio…y cafetería. Ya están hartos de aulas prefabricadas y de promesas incumplidas. Toda su vida escolar la han pasado pidiendo un centro en condiciones normales. Primero fue la petición del que ahora es el Vargas Llosa y ahora andan esperando conocer ese instituto que les han prometido y que se vuelve a demorar por razones incomprensibles. Nadie salió a recibirlos: era día de Pleno y nuestros concejales estaban tratando asuntos importantes (?).
De nuevo su grito se hará silencioso, salvo que decidamos amplificarlo entre todos. Sin duda, hay que ir a la movilización educativa de la sociedad, a un Pacto Educativo que nos implique a todos: centros escolares, ayuntamiento, medios de comunicación, empresas, asociaciones y ciudadanos. Todos deberíamos convertirnos en agentes de un cambio educativo real y no en lo que vienen denunciando desde la Federación de Ampas: “Hace cuatro años todas las fuerzas políticas tenían mucha gana de reunirse con nosotros y firmaron un acuerdo al que dieron carácter de urgencia. Se comprometieron a:
- Cumplir los plazos para el nuevo instituto.
- Llevar a cabo las mejorar necesarias en el mantenimiento de los centros.
- Terminar con la masificación, el exceso de ratio y las aulas itinerantes.
- Revisar las adcripciones y las áreas de influencia.
- Mejorar la atención a la diversidad.
- …
Hoy, después de cuatro años, no hemos mejorado nada. Todo está peor”
Vergonzoso, no, lo siguiente. ¿Para qué sirven las fuerzas políticas que nos representan? ¿Qué hacemos cada uno de nosotros para que esto no vaya a peor? Como veréis, es una cuestión de prioridades: o nos tomamos en serio la educación de cada uno de nuestros vecinos o seguimos manteniendo los privilegios de una clase acomodada.
Paco Cervera. Profesor de Historia y miembro de Impulsa Ciudad